</noinclude> Este libro nos habla acerca de la época en la que no había reyes en Israel, cuando el pueblo de Dios era gobernado por los jueces que el Señor levantaba.
Nombre del Libro[]
El libro de los Jueces recibe su nombre de los títulos de quienes gobernaron a Israel después de la muerte de Josué. Moisés, al dar instrucciones respecto del gobierno de los israelitas después de su establecimiento en Canaán, había ordenado: "Jueces y oficiales pondrás en todas tus ciudades que Jehová tu Dios te dará en tus tribus" (Deut. 16: 18). Por lo tanto, cuando Moisés ya no vivía para ejercer las funciones legislativas, ni Josué para desempeñar las ejecutivas, se nombraron jueces que constituyeron la autoridad civil más encumbrada del país. El libro de los Jueces es la historia del período que siguió inmediatamente a la muerte de Josué. En ese período la autoridad gubernamental de Israel estuvo en manos de los jueces.[1]
Autor[]
No se sabe quién escribió el libro de los Jueces. Según la antigua tradición judía, su autor fue Samuel (véase el Talmud babilónico, Baba Bathra 14b, 15a). Es obvio que esto es una conjetura, y aunque concuerda con muchos de los hechos, otros factores parecen no dar base para este punto de vista. Un dicho favorito del autor del libro de los Jueces es: "En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía" (caps. 17: 6; 21: 25; cf. caps. 18: 1; 19: 1). Se cree que esto puede sugerir que el autor podría haber estado a favor de un rey, como si hubiese dicho en verdad: "Tales cosas no habrían sido toleradas, pero en ese tiempo no había rey en Israel para mantener el orden, y todos podían hacer lo que se les antojaba". Puesto que Samuel se oponía a la idea de un rey para Israel, algunos han pensado que es improbable que él fuera el autor de dichas palabras.[1]
Marco Histórico[]
Aunque es imposible fijar con exactitud el tiempo justo en el devenir histórico del Cercano Oriente cuando ocurrieron los sucesos registrados en el libro de los Jueces, no sería muy errado decir que el libro abarca el período desde 1400 a 1050 AC. El tiempo exacto no podrá ser determinado con precisión mientras no se fije definitivamente la fecha del éxodo, y actualmente no existen suficientes datos históricos que nos capaciten para decidir con certeza absoluta entre las teorías en conflicto.[1]
Tema[]
Este libro relata las vicisitudes del pueblo hebreo en el período que siguió a la muerte de Josué hasta el tiempo de Samuel, en cuyos días surgió la monarquía. En un sentido especial, Josué había sido escogido para llevar a cabo y completar el programa iniciado por Moisés. Cuando Josué murió, los israelitas -privados tanto de la dirección autorizada de Moisés como de la experiencia ejecutiva de Josué- entraron en un período de dirección independiente y trataron de consolidar la patria recién ganada.[1]
El tema principal que expone el autor de Jueces es que el pecado y la apostasía de la verdadera religión atraen sobre un pueblo el desagrado de Dios. A fin de lograr que se aparte del pecado, Dios permite el sufrimiento y el desastre, que sólo pueden ser evitados mediante un arrepentimiento genuino y un retorno a Dios. Cuando hay un verdadero arrepentimiento, Dios suscita a personas o circunstancias que traen liberación y alivio. La historia de este período se ha registrado en un marco que presenta las siguientes grandes proposiciones: la rectitud exalta la nación, pero el pecado es el baldón de cualquier pueblo; los malos compañeros arruinan las buenas intenciones y la preparación; la degeneración moral siempre trae consigo debilidad nacional; los asuntos del pueblo escogido, Israel, estaban bajo el cuidado inmediato de la Providencia; el pecado nacional atrae el castigo divino; el propósito del Señor es que el castigo que acompaña el pecado sea educativo, no vengativo; se retira el justo castigo cuando éste produce el arrepentimiento sincero; la liberación nunca proviene de esfuerzos humanos sin ayuda, sino de la fortaleza y el entusiasmo inspirados por el Espíritu de Dios. Estos principios del gobierno de Dios explican -según nos dice el autor las alternativas de apostasía y servidumbre, arrepentimiento y liberación que caracterizan la historia de este período.[1]
Estas vicisitudes, tan admirablemente ilustradas por el autor en los relatos que refirió, elevan el libro de los Jueces desde el nivel de las narraciones históricas a la posición de una filosofía sagrada de la historia. EI autor inspirado del libro se preocupó más de señalar las lecciones que debían aprenderse de la historia que registraba que de la historia misma. Hasta una lectura superficial del libro de los jueces revela que el propósito del autor era demostrar que la mano de Dios se manifestaba en los sucesos que acaecieron a los israelitas en su nueva patria. El resultado estaba bajo el control de Dios, y él guiaba las vicisitudes que acaecieron al pueblo de tal manera que aprendiera por experiencia que su única felicidad y seguridad dependían de servir al Señor.[1]
Un tema secundario del libro es que las aflicciones de Israel se debieron en gran medida a la mala influencia de sus vecinos paganos. Alguno podría preguntar, si los idólatras habitantes de la tierra fueron los instrumentos que hicieron caer a los hebreos en la tentación, por qué Dios no expulsó a los cananeos y amorreos y evitó así la apostasía de su pueblo. El autor ofrece evidentemente una respuesta a esta objeción en una sección del libro (cap. 3: 1-4). Aquí declara que el Señor reconoce el valor de las dificultades en la formación del carácter; por esta razón, dejó a los cananeos en la tierra para probar si Israel le serviría.[1]
Un propósito adicional del autor fue describir cómo, bajo la dirección y bendición de Dios, varias tribus pequeñas pudieron establecerse permanentemente en una tierra extraña y hostil; cómo adquirieron fama sus héroes; y cómo, en medio de diversos intereses e influencias modeladoras, la lealtad a su único Dios evitó que fuesen absorbidas por otros pueblos.[1]
Estructura[]
La estructura del libro de los Jueces es[1]:
Prefacio histórico general: la situación cuando comienza la historia, 1: 1 a 2: 5.[]
- Las tribus procuran consolidar los territorios que se les asignaron en Palestina, 1: 1-36.
- La razón de su fracaso, 2: 1-5.
Introducción temática: resumen del autor o interpretación de la historia hebrea durante este período, 2: 6 a 3: 6.[]
- Prólogo histórico que se relaciona con el libro de Josué, 2: 6-10.
- La interpretación que hace el autor de la historia que ahora comienza a relatar, 2:11 a 3: 6.
La historia de los jueces, 3: 7 a 16: 31.[]
- Otoniel quebranta la opresión de invasores del noreste (Mesopotamia), 3:7-11.
- Aod libera de los invasores del sureste (moabitas), 3: 12-30.
- Samgar. 3: 31.
- Débora y Barac liberan de la opresión de los cananeos del norte, 4:1 a 5: 31.
- Gedeón, 6: 1 a 8: 32.
- La usurpación de Abimelec, hijo de Gedeón, 8: 33 a 9: 57.
- Tola, 10: 1, 2.
- Jair, 10: 3-5.
- Jefté, 10: 6 a 12: 7.
- Ibzán, 12: 8-10.
- Elón, 12: 11, 12.
- Abdón, 12: 13-15.
- Nacimiento y aventuras de Sansón, 13:1 a 16: 31.
Un doble apéndice: Dos sucesos que ocurrieron durante el período de los jueces, 17:1 a 21:25.[]
- Origen de la idolatría de Micaía y del santuario de sus ídolos en Dan (al norte), 17:1 a 18:31.
- Una acción perversa de los benjamitas y sus terribles consecuencias, 19:1 a 21:25.